Porque la senda desde la inquietud a la confianza viene marcada por la reflexión

lunes, 14 de mayo de 2012

Indignados en la Iglesia

Hoy me inquietan algunas de las frases que se escucharon el domingo pasado en las manifestaciones que conmemoraban el primer aniversario del 15-M. Frases como "menos crucifijo y más trabajo fijo" o "recortes, sí, para la Corona, la Iglesia y el Ejército" se oyeron en diversas partes de nuestro país el pasado  sábado.
Ante hechos como éste me surgen dos reflexiones:
  1. ¿Qué ha hecho o qué ha dejado de hacer la Iglesia para ser vista como un obstáculo para la consecución de los derechos civiles y democráticos que solicitan los miembros de este colectivo? O, dicho de otra forma: qué mal debemos estar haciendo las cosas cuando la Iglesia, nosotros, somos percibidos como opositores en la conquista de libertades.
  2. Por otra parte, este movimiento de indignados, desde mi punto de vista, está hondamente unido a la historia de la salvación, con una diferencia, en lugar de indignados, nosotros les hemos llamado profetas. 

¿Qué papel tiene, entonces, el cristiano en todo esto? Hay quien demoniza el movimiento, otros lo desprestigian uniéndolo a grupos violentos antisistema... Pero una cosa es cierta, la indignación contra un sistema socioeconómico que olvida a millones de personas (y ya no sólo en el tercer mundo, cuando todos vivíamos felices y no eran tan importante las hipotecas) es algo que choca frontalmente con el mensaje de Jesús de Nazaret. 
Gracias a Dios hay gente que trabaja en esta línea dentro de la Iglesia (basta pinchar aquí para ampliar información y descubrir los movimientos sociales cristianos). El día que dejemos de indignarnos o bien habremos cumplido la utopía del Reino (y si es utopía será bastante difícil) o nos hemos dejado domesticar por la comodidad de una vida incapaz de ver más allá. ¿No crees?

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