Hoy me inquieta la situación de la Iglesia Anglicana que mañana, martes, vota la concesión de la mitra episcopal a las mujeres. Desde 1989 las mujeres ha accedido al sacerdocio en esta rama de la Iglesia y ahora lo que se discute es si, como parece lógico, pueden ser ordenadas también obispas.
Y me inquieta porque creo que hay dos temas en los que estamos los católicos a años luz de los anglicanos.
- En primer lugar, el hecho de que la decisión sea por votación es algo absolutamente desconocido en temas de importancia en nuestra jerarquía. Todo se hace por mandato de la cúpula... Qué lástima.
- En segundo lugar, el hecho de la ordenación de las mujeres. Creo, sinceramente, que este hecho no va a hacer que las vocaciones sacerdotales se multipliquen, de la misma forma que tampoco lo conseguirá la eliminación del celibato para los hombres ordenados. Quizá durante un tiempo se pudiera "enmascarar" la crisis religiosa que estamos viviendo, pero no es la solución. No obstante, esto no es óbice para estar de acuerdo con una decisión que sitúa a la mujer en el mismo plano que el hombre dentro de la Iglesia. No podemos denunciar injusticias de nuestro mundo si las consagramos estructuralmente en nuestra institución.
Y yo me pregunto: si las mujeres eran discípulas en igualdad a los hombres, lo cual fue algo absolutamente novedoso en tiempos de Jesús (tan novedoso que la Iglesia primitiva fue encargándose poco a poco en eliminar este escándalo) y las decisiones se tomaban por votación (como en el concilio de Jerusalén o en la elección de obispos durante muchos siglos en la Iglesia), ¿a qué esperamos? ¿Por qué, como de costumbre, la Iglesia prefiere contestar mucho más tarde en lugar de dar respuesta a las necesidades de nuestro tiempo?
Primero deberías informarte bien de cómo se elige que un sacerdote sea promovido para ser obispo.
ResponderEliminarY de qué votación hablas en el concilio de Jerusalén, porque Pedro se puso al lado de Pablo y Bernabé, que sino la iglesia se hubiese quedado en una secta del judaísmo, como proponía Santiago, y aun siendo Pedro el que lo dice, Santiago mete de rebote lo de la carne a los ídolos.
ResponderEliminarMe pregunto, de qué y porqué se tiene miedo a que la mujer ocupe el mismo puesto y responsabilidad que el hombre dentro de la Iglesia? A pesar de todos los argumentos posibles y de toda la tradición que respeto, creo que no es justo y que deberíamos hacer unos cambios que claman desde hace mucho tiempo y así reconocer el servicio y trabajo que la mujer hace en el seno de la Iglesia.
ResponderEliminarTe cito textualmente :" deberíamos hacer unos cambios que claman desde hace mucho tiempo y así
ResponderEliminarreconocer el servicio y trabajo que la mujer hace en el seno de la
Iglesia."
En mi humilde opinión, creo que no estás concibiendo de la misma manera el significado de ser Obispo que yo. Hablas de ser Obispo como un privilegio, como el que "aspira" a éllo, cómo un título de mayor poder... Y creo que te equivocas. Tomar así la llamada al Obispado es tomarla con ojos de este mundo. Ser Obispo, es, ni más ni menos, que estar al servicio de la Diocesis, de la misma manera que lo está un párroco de su parroquia.
Por tanto, yerras en lo de "reconocer". El Obispo que se tome su cargo como un privilegio, y no como un servicio, la lleva clara.. :)
En la Iglesia Católica está reconocido el papel de la mujer hasta tal punto que es la persona que trae al mundo a los hijos. La Iglesia reconoce cuidadosamente esta "Virtud": La maternidad, la protege, la cuida, y le da su pleno sentido.