Porque la senda desde la inquietud a la confianza viene marcada por la reflexión

martes, 10 de abril de 2012

Autoridad y Poder

Hoy me inquieta la diferencia entre "poder" y "autoridad" como formas de influir en los demás porque, aunque se parezcan, no son lo mismo. Cuando hablamos de formas de influir nos estamos refiriendo al modo en que repercutimos en las acciones de los demás. La Iglesia, los cristianos, estamos llamados a transmitir un mensaje que repercuta en los demás, estamos llamados desde este punto de vista a influir. Pero, ¿cómo hay que hacerlo? Dos grandes formas, a grosso modo:

Desde el poder: Influir desde el poder significa influir porque mandas. Porque tienes el mando. O bien porque eres el más fuerte. Porque puedes hacer cosas que el resto no puede y necesita. Porque tu mensaje es una orden que el resto debe obedecer. Influir desde el poder está cerca de mandar, someter, gobernar, ...

Desde la autoridad: Influir desde la autoridad significa influir porque la gente quiere. La autoridad te es dada por los demás por muchas cosas como tu integridad, tus conocimientos, ... La autoridad te es dada por ti.

Ahora bien, ¿en qué debería basarse el poder de influencia de los cristianos? Fijémonos en el Maestro, Jesús, quien sin ninguna duda ha influido en más personas que nadie en la historia de la humanidad. Pero Jesús nuestro Señor TodoPODEROSO, pese a ser TodoPODEROSO, no sometió ni gobernó para cambiar el mundo. Jesús influyó desde la autoridad, desde la integridad. Pero la autoridad, recordad, nos es dada por los demás a quienes influimos.

La pregunta ahora sería, ¿y cómo conseguimos que el mundo nos de la autoridad?. Pues al modo "cristiano", SIRVIENDO. "Quien quiera ser grande entre vosotros deberá ser vuestro servidor, y el que quiera ser el primero deberá ser esclavo de los demás" (Mt 20, 26-27). Esto, inquietos, significa que para influir hay que servir. Pero servir no significa cumplir los deseos de los demás, sino atender sus necesidades. Ser esclavo de los demás significa estar allí donde nos necesiten, no allí donde nos quieran. Así es como hay que cambiar el mundo.

1 comentario:

  1. Durante mucho tiempo se ha actuado teniendo en mente que "el fin justifica los medios", es decir: has de creer y cumplir la norma porque yo sé que es lo mejor para ti. ¿Es lícito obligar a creer?

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