La religión no puede imponerse

Hoy me inquieta la libertad del hombre como valor fundamental, incluso más que la propia evangelización.

Existen tres actitudes posibles en la comprensión de la libertad y en la forma de actuar según cómo sea ésta con nuestros semejantes.

Por un lado tenemos la actitud técnica o preventiva, que es aquella que propone el libertinaje poniendo parches en los excesos del mismo. Estos parches pueden tener múltiples formas, pueden ser las multas de tráfico, la píldora del día después, impuestos sobre las bebidas alcohólicas, la pena de muerte... o bien previenen o bien dan una solución a la situación, nunca al problema.

El otro extremo sería la actitud impositiva o la de "hazme caso que yo sé lo que digo". Va rodeada de muchos No, no, no.. y acompañada de pocas o ninguna explicación. Pide una confianza absoluta del receptor y defiende que el que da la orden está más capacitado de llegar a conclusiones que el que realmente va realizar la acción. Se puede vivir durante algún tiempo bajo esta dictadura, pero o se termina en una depresión o el individuo oprimido acaba extrapolado en el otro extremo.

Otra realidad sería la actitud personalista o reflexiva, que es aquella que está tan convencida de la verdad que propone que siente que aquél que la escuche será capaz de comprenderla, y si no ha sido así será debido a una mala expresión en el lenguaje o a un medio no bien empleado, no obstante estará dispuesto a volverlo a intentar una o mil veces. Está basada en la educación y crecimiento progresivos, en la confianza y capacidad de superación de la persona y sobretodo en desarrollar la curiosidad y la capacidad empática para entender al prójimo, de ahí su denominación (personalista de persona)

Si Dios nos hizo libres, incluso con capacidad de poder elegir para creer o no en él, ¿Con qué actitud deberíamos los cristianos transmitir la fe?