Hoy me inquieta la clase política... "clase política"... esto ya denota cierta distancia y categorización, ¿verdad?. Resulta que hoy, con esto del 20N y el cambio de gobierno me he tropezado con un clásico del activismo canadiense que ya en su día dio un mensaje que creo que se mantiene válido para la reflexión actual.
¿Realmente somos ratones en manos de gatos? ¿Cuál es el principal causante de la mencionada "distancia" con el gobierno y los gobernantes? ¿Pensáis que los políticos se preocupan más por convencer que por gobernar? ¿Tienen los gobernantes y los gobernados problemas u objetivos comunes?
Ánimo con vuestras inquietudes, inquietos.
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