Hoy me inquieta el tiempo. Hoy me inquieta cómo el tiempo puede condicionar el sentido mismo de la vida … Y es que parece ya un tópico el que la vida es corta. Parece que el “carpe diem de la vida corta” lo justifique o pueda justificarlo todo. La realidad, sin embargo, es que la esperanza de vida ha aumentado en más de 30 años en el último siglo.
Este dato, hemos de agradecerlo a muchos factores: descenso de la mortalidad infantil, mejora de la calidad de vida y del respeto de los derechos humanos,… Este dato se debe a avances y es, sin duda, una victoria. Hemos puesto años a la vida. Ahora hay que saber cómo añadir vida a esos años; cómo llenar el tiempo; cómo vivir a largo plazo. Éste es posiblemente uno de los mayores cambios a los que ha tenido que adaptarse nuestra especie.
La sociedad actual nos enseña que la muerte está a la vuelta de la esquina y que hay que vivir sin pensar demasiado en el futuro. Hoy en día, cuando la esperanza de vida roza los 90 años, parece que nos vayamos a morir mañana. Pero para vivir 100 años y despertar cada mañana con ganas de vivir no podemos vivir de cualquier manera. Con esos valores, que se hacen llaman modernos, no podemos adaptarnos a una vida de 100 años.
Las personas necesitan hoy más que nunca dar un sentido a la vida, porque tienen mucha vida por delante. Necesitamos saborear cada momento, sí, pero necesitamos un sentido de vida: algo que llene... Para muchos Dios "ya no les es necesario" porque ahora "ya no somos ignorantes", pero la realidad es que seguimos necesitando, si cabe más, a Dios.
¿Habéis pensado alguna vez cuántos años os quedan por vivir? ¿Habéis pensado cuánto tiempo os queda con vuestra pareja? ¿Cuánto tiempo os queda con vuestro cuerpo? ¿Cuánto tiempo os queda con vuestra mente?... Espero que mucho mucho tiempo... el que Dios quiera. Mientras tanto, inquietos, démosle el verdadero sentido a las cosas y, sobretodo, recordad que LA VIDA NO SON DOS DÍAS.
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