Porque la senda desde la inquietud a la confianza viene marcada por la reflexión

domingo, 27 de enero de 2013

El principio de una historia contada con palabras

Hoy me inquieta el evangelio de hoy.

El texto de hoy es el inicio del evangelio de Lucas. En el fragmento descubrimos una comunicación directa entre el redactor de los hechos (Lucas) y el lector (cualquiera de nosotros). De este modo una las primeras palabras de este evangelio y que hoy leemos son "ilustre teófilo", o lo que es lo mismo: ilustre amigo de Dios. Lucas nos invita a descubrir de nuevo lo que otros ya han contado, pero en este caso él lo va a hacer con sus palabras. Lo cual es importante, ya que aunque los hechos y dichos de Jesús son la esencia del cristianismo, no debemos olvidar que las palabras son humanas y aunque éstas sean escritas por San Lucas, están marcadas por la limitación de la expresión y no pueden transmitir todo el mensaje de Jesús. En varios momentos de los evangelios se produce aquella expresión popular tan común de: "no tengo palabras suficientes para expresar cómo me siento", porque el mensaje supera lo humano.

No obstante, una vez presentado el objetivo de su narración, comienza con el desarrollo de los hechos en sí. Recordando que Jesús, después de haber vuelto del desierto, y volviendo a Galilea va a empezar su gran obra, y qué mejor que hacerlo que desde la sinagoga, leyendo la promesa que Dios hizo al pueblo de Israel, y confirmando que allí y en aquel momento se había empezado a cumplir la promesa, mayor y más profunda que la que se encontraba sobre papel.

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