Porque la senda desde la inquietud a la confianza viene marcada por la reflexión

domingo, 9 de diciembre de 2012

La indudable existencia y misión de Juan el Bautista

Hoy me inquieta el evangelio de hoy.

Es brillante como el evangelio de hoy liga 2 contextos para avanzarnos el cumplimiento de la promesa: la venida del que nos tiene que salvar.

El primer contexto es el histórico. Las primeras líneas de hoy especifican con claridad que Jesús no nace en un tiempo inconcreto, del que pudiésemos desconocer la fecha, sino que el evangelio sitúa con exactitud la temporalidad concreta donde van a empezar a desarrollarse las predicaciones de Juan que precederán a las definitivas enseñanzas de Jesús.

El segundo contexto es el religioso. Los judíos tienen con gran estima y fe las palabras proféticas de Isaías que predecían la llegada del Mesías después de que resonara "una voz en el desierto". Predicción que se ve cumplida con la revelación a Juan en el desierto y él, que dijo SÍ, se convierte a su vez en el eco de esa voz que grita: "preparad el camino al Señor".

Contrastando la veracidad histórica del evangelio, existen textos romanos y judíos que confirman tanto el contexto político como la conexión con el contexto religioso, ya que Juan el Bautista optó por una actividad que le llevaría al martirio, por lo que nos induce a pensar que algo debió de ocurrirle para optar por tan arriesgada misión sin dudar.

En cualquier caso es un hecho evidente que el comienzo de la predicación de Jesús estaba apunto de comenzar, aunque para eso primero tenía que obrarse el mayor de los milagros que a su vez, por su gran dimensión escapa a la capacidad humana: Dios nacerá hecho hombre y en las condiciones más humildes imaginables.

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