Hoy me inquieta: “María dijo sí arriesgando muchas cosas, confió en el
espíritu y asintió”. Una frase que pertenece a una de las canciones de Alborada
dedicadas a la Madre que más me llenan. Hoy, día de la Inmaculada Concepción,
quería empezar mi inquietud así, resumiendo en una sola expresión toda la magia
que envuelve su figura.
El papa Benedicto XVI ha invitado a los cristianos a seguir el ejemplo
de María “para que también en nosotros la gracia del Señor encuentre una fe
genuina y fecunda”. Pero no solo eso, también disponibilidad y confianza. No
dudó ni un segundo, se fió y dijo aquello de: “Hágase en mí”.
La Virgen María, junto a Juan el Bautista, son personajes clave en el
Adviento, pues son predecesores del gran milagro de la vida, de la llegada de
Jesús. Y ayer, en millones de parroquias se celebraron vigilias en su nombre,
momentos especiales, de recogimiento, de reflexión y de aprendizaje de su
ejemplo y estilo de vida.
Fue elegida por Dios para ser la madre de Jesús, para ser Nuestra
Madre. Una mujer sencilla, pura, humilde, buena y entregada. Dispongámonos pues
a acoger en nuestro ser su gracia y a recibir con más alegría que nunca la
llegada del Señor a nuestros corazones.
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