Hoy me inquieta el evangelio de hoy con el que acabamos el año litúrgico conmemorando la festividad de Cristo Rey del Universo.
En el texto de Juan, Pilatos pregunta a Jesús durante la Pasión si él es el auténtico rey de los Judios. Esta pregunta quizá nos parezca banal en la actualidad, pero si nos situamos en un contexto en el que los judíos eran un pueblo oprimido por los poderes romanos, se enriquece de mucho significado. Con esta pregunta se vuelve a situar a Jesús como en otras tantas veces al filo de la navaja. Si afirma ser rey de los judíos, morirá bajo la ley romana; sino, será desechado por el pueblo al que ha venido a salvar. Pero Jesús vuelve a sorprender con una gran certeza: "Mi reino no es de este mundo [...] si fuera de este mundo, mi guardia hubiera luchado para que no cayera en manos de los judíos"
En este sentido volvemos a observar cómo la justicia y la verdad de Dios dista mucho que la visión humana de las mismas. Jesús es el único rey de la historia que muere primero que cualquiera de sus vasallos, es más, se entrega por todos ellos. ¿Os imagináis a poderosos reyes o emperadores de la historia como Nabucodonosor, Alejandro Magno o Marco Aurelio bajando del caballo para ser los primeros en caer en la batalla?
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