Porque la senda desde la inquietud a la confianza viene marcada por la reflexión

viernes, 18 de mayo de 2012

La autoridad (I)

Hoy me inquieta la autoridad. Recientemente apareció en las noticias un vídeo de un grupo de policías estadounidenses golpeando hasta la muerte a un mendigo. Estamos acostumbrados a este tipo de situaciones, sobretodo en forma de policías que, con la excusa de mantener el orden público se convierten ellos en los mayores causantes de desorden.
Hemos aprendido que es normal que unos policías agresivos y con ideas políticas cargadas de odio se encarguen de mantener la "seguridad" pero lo cierto es que aporrear a movimientos no violentos es, desde un punto de vista cristiano, intolerable, y desde una visión democrática, al menos reprochable, por mucho que esa persona esté cortando el paso a un camión de cualquier supermercado.
Estamos acostumbrados a policías que, en un simple control de documentación te hablen de manera maleducada y orgullosa cuando en realidad su autoridad existe solamente para garantizar tu seguridad y bienestar.
Me interesa darle importancia a esta paradoja: ¿por qué un agente de la guardia civil en un control rutinario, cuyo fin es asegurar tu bienestar,  te habla con superioridad y con violencia contenida? Justamente de esa manera está yendo contra la razón de su existencia. ¿Necesitamos, tal vez, a una policía que nos proteja de la policía?
Esto acaba siendo comprensible si pensamos que las fuerzas del orden han de defender la seguridad en ocasiones de manera violenta (pensemos en delitos violentos, terrorismo, mafias...). Pero usar la violencia ante un ciudadano pacífico me hace pensar que, tal vez, por incluir la violencia dentro de su realidad, los componentes de las fuerzas del orden acaban corrompiendo su naturaleza humana.
Me explico: Todos somos conscientes que quitar una vida, agredir a alguien o forzar a una persona a actuar contra su voluntad, por mucho que esa persona sea un asesino, un terrorista o el malo de la película, afecta a la salud mental, aunque sea en defensa propia, lo cual provoca que la autoridad en nuestra sociedad la ostenten personas que pueden tener, fácilmente, alguna inestabilidad mental o emocional, como fruto de su trabajo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario