Hoy me inquietan los días que Jesús pasó en el desierto. En cuaresma revivimos su sacrificio con el que se preparó para su vida pública.
Estamos demasiado acostumbrados a la imagen de Jesús rezando en el desierto, limpio y sano, casi idílica, pero he encontrado un videoclip que desmitifica un poco esa realidad y nos acerca a la idea de un Jesús más humano, que siente hambre, fatiga, sed, y que como cualquier humano lucha contra la tentación.
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