A Antonio María Rouco Varela, cardenal y arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal, le inquieta, como a una gran parte de la sociedad española, la reciente muerte de Manuel Fraga. Este último, que fue ministro en la dictadura franquista y posterior fundador del Partido Popular, entre otros aspectos, era paisano del cardenal Rouco, ambos naturales de Villalba, en Lugo.
Rouco y Fraga. Ambos gallegos y amigos, aunque les separaban quince años, también compartían creencias. “Siempre puso por delante el sentido cristiano de la vida”, destacaba el cardenal, quien, después de celebrar la Eucaristía y asistir a la capilla ardiente y al entierro de Fraga, recordaba: “Para él la misa del domingo era esencial. Se va un amigo y un paisano que estuvo muy cerca siempre de la vida de su pueblo y de su parroquia”.
Según ha confesado el cardenal Rouco, “solían hablar de temas de actualidad y para él, para Manuel, era muy importante la reconciliación nacional”. Por ello, en todo momento, destaca su implicación en la elaboración y aprobación de la Constitución Española de 1975.
Son muchos los que ven en el fallecimiento de Fraga y las palabras del presidente de la Conferencia Episcopal un ejemplo de la “cercanía entre Iglesia-Partido Popular”. Otros destacan su papel en la transición, algunos no olvidan su pertenencia a la dictadura franquista, pese a que fuera uno de los ministros “más aperturistas”. Con la noticia de su muerte, las redes sociales se llenaron de comentarios de recordatorio, mientras que otros "celebraban" o "lapidaban" su figura. Periodistas, políticos, miembros de la Iglesia, paisanos... La sociedad española en general conocía la carrera y la vida de Manuel Fraga y al final, la mayoría, sean de tendencia progresista o conservadora, coinciden en su dilatada y experimentada carrera política y jurídica.
En muchas ocasiones el renococimiento se lo llevan sólo los "Números 1", entiendo que Fraga pese a poder haber sido "Número 1" prefirió ser "Número 2" y es curioso como desde atrás ha conseguido colarse en los libros de historia.
ResponderEliminarLe deseo un merecido descanso y un hermoso reencuentro con su mujer.
Me uno a ese deseo.
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