Porque la senda desde la inquietud a la confianza viene marcada por la reflexión

martes, 18 de octubre de 2011

El reto de AMAR A LOS ENEMIGOS

   Hoy me inquieta el reto de amar cuando más cuesta. Ser cristiano no está exento de dificultades y día a día debemos superar retos que nos acercan a Dios. Para ello, como en cualquier deporte, debemos estar en forma y entrenar para poder avanzar. Así, uno de los principales retos a los que nos enfrentamos los cristianos (lo que vendría a ser una pendiente para un ciclista o cierta distancia para un atleta) es amar a los enemigos. Porque ser cristiano y crecer como cristiano va mucho de eso: de poder y saber amar cada día más y mejor.

   Amar a nuestros enemigos es una prueba del día a día que nos encontramos en cualquier etapa (sigo con el ejemplo ciclista) y que a muchos se nos hace cuesta arriba. Esto es así porque incluso choca muchas veces con otras ideologías o principios que tenemos. Ser capaz de amar a nuestros enemigos no es cosa fácil, es un reto para los grandes y es, sin duda, una puesta a prueba de nuestras capacidades cristianas. 

   Sin embargo a los cristianos nos encantan los retos y queremos ser cada día mejores, así que no podemos dejar pasar esta oportunidad de entrenar y seguir creciendo. 

   CONSEJOS PARA AMAR AL ENEMIGO

  •       Si pretendes amar a tus enemigos dedícales tiempo: relaciónate con ellos y piensa en ellos cuando no estén.
  •       No anticipes conflictos y no pierdas los nervios: respira y no te canses de esperar algo bueno.
  •       PERDÓNALOS todos los días si es que te han hecho algo. No es fácil, inténtalo todos los días en tus pensamientos y oraciones.
  •       PIDE POR ELLOS todos los días. También desde tus oraciones pide por cada uno de ellos, con cariño, a Dios. Busca la forma de amarlos.
  •       Recuerda tus oraciones cuando te los encuentres, verás cómo cambia tu actitud y tu estado, esto es un buen caldo de cultivo.
  •       No se trata de que mantengáis una gran relación, sino de que puedas amarlo como persona y no experimentes el odio con ellos.
  •       El ODIO es el veneno, sácatelo de dentro.
  •       Amarlo no es darle la razón ni no discutir con el/ella (también discutimos con nuestros seres queridos). Amarlo es otra cosa, piensa en ello...
  •       Intenta buscar lecturas y oraciones que te ayuden. Habla con tu sacerdote


   Espero que hagáis progresos con estos consejos. ¿Qué otros consejos daríais para amar mejor a nuestros enemigos? Espero vuestros comentarios inquietos.

1 comentario:

  1. Querido José Enrique. ¡Felicidades por los temas tan vitales e interesantes que planteas en tu blog! Para mi, y para muchísimas personas más, este artículo apunta hacia el centro, hacia lo más importante que todos debemos tener presente en nuestro actuar. Creo que el estado de fortaleza y libertad a que ello conduce es incomparable y lo principal: puede llegar a hacer feliz al otro. Tal vez, podría añadirse amar a la medida del otro, amar particularizadamente, desde el ser del otro, que es como en definitiva nos ama Dios. ¡Qué Dios nos dé un feliz día a todos! ¡Adelante con esta iniciativa de gran belleza!

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