En primer lugar porque la devoción en muchos casos se convierte en fanatismo y así lo reflejan las imágenes que todos los años salen en televisión: las avalanchas, los gritos, los lloros, los empujones… Por otro lado, siempre al ver esas imágenes me pregunto ¿dónde están todos esos miles de valencianos el resto de días del año? Si todos los que celebran con tanta devoción esa fiesta frecuentaran las parroquias durante todo el año y no fueran cristianos sólo un día al año, nuestra Diócesis seria muchísimo más activa y estaría más viva.
Hay otra manera de celebrar estas
festividades. Yo he podido experimentarlo en el pequeño pueblo de Teruel en el
que veraneo. Allí también hay un día grande, pero se celebra de una forma muy
diferente. Es un día de rezar, de compartir, de convivir, de celebrar…pero todo
en un ambiente fraterno, sin empujones, sin gritos y sin lloros.
Estas dos realidades en mi
opinión reflejan dos maneras muy diferentes de vivir la fe ¿Cuál es la tuya?
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