Porque la senda desde la inquietud a la confianza viene marcada por la reflexión

viernes, 26 de abril de 2013

Tiene que aterrizar

Hoy me inquieta la rapidez con la que se han sacado al mercado libros sobre el papa Francisco. Me inquieta porque, aunque conozco un poco el "mundillo" de las oportunidades y el marketing y era de esperar que, enseguida, se aprovechara el tirón, no dejan de sorprenderme algunas afirmaciones. 

La mayoría son obras que reflejan su biografía, cómo fue su infancia, experiencias de personas que han compartido momentos con él, opiniones que ha dado en diversas entrevistas sobre determinados temas... Es genial poder acceder a textos que nos cuenten cómo ha sido su trayectoria, su vida como arzobispo de Buenos Aires pero, de ahí a dar ya juicios de valor sobre su labor (tanto positivos como negativos) cuando hace poco ha sido nombrado Pastor de nuestra Iglesia hay un trecho.

El papa Francisco impactó a todo el mundo por su sencillez, cercanía, por gestos espontáneos... Vaya, por su carisma. Esto, viéndolo desde el lado positivo, ha repercutido en que la comunidad cristiana se sienta más esperanzada quizás. Esto ha inspirado cientos de artículos y seguramente haya movido corazones. Pero, ¿nadie tiene la sensación de que todo esto ha ocurrido muy rápido?

De repente, todos hemos pedido reformas, cambios... Y está muy bien, de hecho, hasta yo misma lo pensé y lo sigo manteniendo. Pero las cosas de palacio van despacio. Por eso, el Santo Padre dejó claro que antes de confirmar o hacer cualquier nombramiento o destitución que necesitaba aterrizar, rezar, dialogar... vamos, adaptarse a la gran misión que Dios le ha encomendado. 




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