Hoy me inquieta dónde vemos a
Dios… Hace poco más de un año, tras uno
de esos duros golpes que da la vida, un amigo sacerdote me dijo que a Dios no
había que buscarlo en las estampitas, que Dios se hace humano y se nos
presenta en las personas que nos rodean y en algunas de las situaciones que
vivimos. Algo tan sencillo para mí fue toda una revelación que dio sentido a
muchas de las cosas que me habían ido pasando a lo largo de mi vida.
Hace un par de meses combiné este
nuevo descubrimiento con el lema de Colegios Diocesanos de este curso “Jesús
está en mi vida” y les pedí a mis alumnos de Religión de 1º y 2º de ESO que elaboraran
un trabajo para la Jornada de Puertas Abiertas del Colegio. Se trataba de algo
muy sencillo, simplemente tenían que acompañar la frase del lema con una foto
de algún momento de su vida en el que hubieran sentido que Jesús estaba con
ellos y acompañarlo de una explicación. Pensaba que la mayoría iba a recurrir a
lo típico, al día de su primera comunión, de su bautizo o cosas de ese estilo.
Pero me llevé una gran sorpresa, la mayoría optó por otros momentos. Las opciones
fueron muy variadas, había fotos de momentos con amigos, del nacimiento de un
hermano o primo, de la familia montando el belén en Navidad, de momentos con
algunos profesores, de estancias en el hospital, de campamentos Juniors, de
hermanos que habían llegado a la Universidad, de familias al completo, de
abuelas que les habían enseñado a rezar, de catequistas, de excursiones y
viajes…
Ojalá aprendiéramos a ver a Dios
en lo cotidiano, en lo sencillo, en las pequeñas cosas. Ya que es precisamente
ahí, en lo pequeño donde se esconden los grandes tesoros. Ojalá aprendiéramos a
ver a Dios en el prójimo: en nuestros compañeros de clase o de trabajo, en
nuestros familiares y amigos, en el vecino que necesita ayuda o en esa persona
con la que nos cruzamos todas las mañanas. Ojalá lleváramos a la práctica
aquello de : ”Todo lo
que hagáis a uno de estos hermanos míos tan pequeños, me lo hacéis a mí. Y
aquello que no le hagáis a uno de estos tan pequeños, tampoco me lo hacéis a
mí”
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