Porque la senda desde la inquietud a la confianza viene marcada por la reflexión

lunes, 4 de marzo de 2013

La Iglesia y sus frutos

Hoy me inquieta la Palabra que pudimos escuchar ayer en la Eucaristía del Tercer Domingo de cuaresma y lo que tiene de relación con la situación actual que está viviendo la Iglesia. Continuando con la línea de mi anterior entrada, acerca de las noticias que no cesan de aparecer en la prensa (y que se escoran claramente al descrédito y al amarillismo informativo), nos surge hoy una frase que resuena con fuerza en mi interior: "Señor, déjala por este año todavía y mientras tanto cavaré a su alrededor y echaré abono, por si da fruto en adelante; y si no da, la cortas".

Gracias a Dios, a pesar de todo lo que se mueve en las más altas esferas de nuestra Iglesia, donde a muchos cristianos nos da la sensación de ausencia de frutos, otros muchos cavan a su alrededor y echan abono para que el fruto sea abundante: miles, millones de cristianos que dan su vida, su tiempo y su dinero para construir el Reino de Dios en este mundo: hospitales, residencias de ancianos, casas de acogida para niños, jóvenes, mujeres maltratadas, deficientes..., colegios, asociaciones de ayuda a inmigrantes, a presos, a enfermos terminales, a pobres, desahuciados, inválidos, abandonados...

Ojalá esto saliera en los periódicos y no lo otro, pero también ojalá nuestra jerarquía fuera un modelo de entrega evangélica más visible.

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