Hoy me inquieta la repercusión mundial que está teniendo la dimisión de Benedicto XVI. Y no porque sea algo que se salga de lo "normal" en una situación tan anormal como ésta. Al contrario. Lo que ocurre es que me da la sensación de que este hecho y los sucesos nuevos que no dejan de aparecer cada día en los periódicos puedan hacer que la cuaresma quede en un segundo plano.
Ciertamente estamos ante un hecho de repercusión mundial y en un momento de gran expectativa para los cristianos, pero a pesar de esto, la preparación para la FIESTA por excelencia, que es la Muerte y Resurrección de Cristo puede quedar anulada dentro de los mismos círculos cristianos porque todo se centra en lo que está ocurriendo en el Vaticano.
Hoy simplemente quería reflexionar sobre esta inquietud, como una llamada para mí mismo y para los círculos cristianos en los que nos movemos para no dejar de pasar esta oportunidad, pues ciertamente el papa es importante, pero Cristo lo es más.
Pues tienes razón. Y este exceso de preocupación por el Vaticano lo estamos sufriendo los mismos católicos y también la gente de fuera de la Iglesia. Estos últimos aprovechan para cargar contra las jerarquías, y ver siempre la parte negativa de nuestra Iglesia y nuestra fe.
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