Estamos viendo un clima de crisis económica que está lastrando a muchas familias a perder sus casas e incluso a tener dificultades para poder comer. El dinero se hace fundamental en esta sociedad consumista en la que parece todo tiene precio y la única forma de tener ingresos, al menos para la gente digna, ya se sabe cual es: trabajando. Tener un trabajo se ha convertido en un bien preciado, si antes quien tenía un amigo tenía un tesoro, ahora el trabajo es el tesoro.
Los políticos y empresario han visto bien la oportunidad, unos de promocionarse y otros de aprovecharse. Así pues el primer cambio fue una reforma laboral que favorecerá la creación de empleo, pero a costa de los derechos de los trabajadores, no de los beneficios empresariales. Vemos como burdeles y casinos se convierten en proyectos defendidos incluso por la sociedad sedienta de trabajo como la solución a las largas colas del INEM. Pero ¿qué Estado estamos creado si la solución de la crisis consiste en favorecer proyectos como EuroVegas, Casinos Online y convirtiendo nuestras costas en paraísos del turismo sexual?
Hemos despersonalizado la relación trabajador-empresario, así pues, mientras cada vez hay más pobres en nuestro país también aumentan la capacidad económica de los más ricos. El modelo capitalista está caducado, no respeta a la dignidad de la persona, en él cada uno nos convertimos únicamente en capacidad de producir para el empresario y de consumir para el político.
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