Porque la senda desde la inquietud a la confianza viene marcada por la reflexión

sábado, 12 de enero de 2013

D.Carlos con los jóvenes valencianos


Hoy me inquieta la entrega que D. Carlos Osoro, Arzobispo de Valencia, tiene con y para los jóvenes de su archidiócesis. Son numerosos los actos que preside y celebra junto al delegado Infancia y Juventud, D. Óscar Benavent, pero, sin duda, uno de los más especiales es la Vigilia de Oración cada primer viernes de mes en la Basílica de la Virgen de los Desamparados.

Pero a D. Carlos no le basta con reunirse con cientos de jóvenes cada primer viernes de mes en Valencia, sino que el segundo viernes se traslada de forma itinerante a diferentes parroquias y, por consiguiente, diferentes realidades con el único objetivo de acercar a Dios a todos los rincones.

Ayer tuvo lugar una de estas Vigilias de Oración itinerantes en Moncada, en la parroquia San Jaime Apóstol. Es cierto que en todas se suele repetir el mismo “ritual”: exposición de Santísimo, lectura de Salmo, una lectura vocacional, cantos, peticiones…  pero el verdadero tesoro de cada una de ellas son las palabras de D. Carlos, la magia que desprenden los diferentes templos, el tener un momento de acercamiento al Señor…

“Lo que os estoy transmitiendo no es un cuento, Jesús es el camino, la verdad y la vida. Si no me creéis a mí, creedle a Él”. Estas palabras rondan en mi cabeza desde que las pronunció D. Carlos en su reflexión. “Si no me creéis a mí, creedle a Él”. ¡Qué gran consejo! ¡Qué gran muestra de humildad!

Al finalizar la vigilia, D. Carlos bendijo unas cruces e invitó a jóvenes de entre 16 y 35 años a ser “Misioneros de la fe” y puedo decir con orgullo que mis pies me llevaron hacia el altar para ser uno de ellos. Nuestro mandato es dar a conocer a Cristo a alguien de nuestro entorno que no sea creyente.

¡Manos a la obra! Ah, que no se me olvide, ¡Gracias D.Carlos!

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