Para algunos, los Sacramentos no son más que momentos en la vida en los que acercarse a la Iglesia. Un protocolo que cumplir para dar confirmación pública de que un nacimiento, de la estabilización de una pareja, la mayoría de edad, una defunción...
Ante esto, como en tantos otros casos, hemos de trasladarnos a los orígenes ¿cómo comenzó todo esto de los Sacramentos? y la respuesta a esta inquietud está nuevamente en Jesús. Así pues su participación y acción en la Boda de Canaá nos induce a pensar que, aunque Jesús no oficiara ningún Matrimonio, debía estar acorde con esta tradición judía. El Perdón de los pecados de la adultera nos habla del momento especial en que ésta mujer se reconcilia con ella misma y con Dios. Así mismo en el evangelio de hoy encontramos uno de los fragmentos que nos hablan de un Sacramento nuevo que "inventa" Juan el Bautista, un gesto apoyado por el propio Jesús, quién acudió al Jordán a recibirlo como si de un cristiano más se tratase.
No debemos confundir las etapas de la vida con los Sacramentos, de ser así la Eucaristía o el Perdón no tendrían cabida en este grupo. El Sacramento parte ante todo de la libertad del hombre en su decisión de encontrarse con Dios, por eso una persona no debería ser bautizada con motivo de su nacimiento, sino porque desea pertenecer al grupo de la Iglesia, cuyo fundador y mantenedor es el propio Jesús.
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