Hoy me inquieta todo lo que se ha liado con la supuesta película, pues nadie ha visionado aún más que el trailer que no supera los veinte minutos, sobre Mahoma.
Ciertamente lo que todos hemos visto en las noticias resulta insultante para cientos de millones de personas que vibran con esta fe (por cierto que no todos son fundamentalistas religiosos anticristianos, como se nos quiere presentar una y otra vez desde los círculos de poder. Si fuera así, con el número que son, ya no existiríamos -pero esto es otro tema que quizá algún día se puede retomar-).
Pero mi inquietud va más allá. Si esto hubiera ocurrido con el cristianismo, seguramente no hubiera pasado lo mismo. Y no lo digo ya por el hecho de la violencia desatada en países como Sudán, Egipto o incluso Francia o Gran Bretaña, sino por la propia reacción de los creyentes.
En bastantes ocasiones se han realizado "obras artísticas" en la misma línea en nuestro propio estado, pero refiriéndose al cristianismo. Y ante ellas, cuando se le pregunta a la gente por el alboroto ocasionado, son muchos (y muchos los cristianos) los que defienden que es una forma de expresión, quizá de mal gusto, pero que la libertad de exponer de un artista también ha de ser defendida.
Y me pregunto yo hoy, ¿qué ocurre con nuestra Iglesia, con nuestra fe para que no la defendamos? Obviamente no estoy hablando de la violencia, pero sí de superar esa pasividad que nos lleva a no sacar pecho de nuestra fe por miedo al qué dirán, a las risas y burlas de compañeros de trabajo o estudio... Otro gallo cantaría si alguien hiciera lo mismo con nuestra familia. Seguro que la cosa no quedaría igual.
Y, para mí, lo más triste, es que somos capaces de defender "a muerte" a Cristiano, a Messi o al que sea, pero no nuestra fe. ¿No dice, amigos inquietos, esto mucho de qué significa la fe para nosotros? o quizá dice mucho de nuestra propia madre Iglesia
Termino saludando a todos en el inicio de este nuevo curso. Ojalá cuando llegue el mes de junio, cada uno de nosotros podamos decir que nuestro año ha estado lleno de nombres, lleno de personas que nos han acercado a Dios.
Como bien dices han sido varias las ocasiones que grupos de la iglesia han salido a la calle, a la puerta de los cines o de museos para protestar por la difusión o exposición de ciertas obras que atentaban contra la fe católica de diferentes modos y grados. Por ejemplo, el codigo Da Vinci, la ultima tentacíon de Cristo, una exposicion creo en extremadura com imagenes muy obscenas de Jesus y de la Virgen y otros casos. Personalmente mi criterio depende del contexto, lo de las pelis ni me va ni me viene, no creo que es algo por lo que haya que protestar y de hecho las protestas les dan una relevancia y una publicidad que no se merecen. Y si echamos la vista atras nada a cambiado después de esas pelis. Lo mismo con las exposiciones, gilipuertas hay en todos lados y hasta el mas tonto puede hacer una pintura. En este caso si encuentro una diferencia, el tio este puede pintar lo que le venga en gana, no soy yo quien para decirselo aunque sus pinturas me hagan vomitar. Pero si puedo quejarme a la autoridad competente por usar dimero de mis impuestos para subvencionar a un tipejo cuyo arte atenta contra la fe de mucha gente a la que dicha autoridad tambien se debe. La iglesia ni nosotros nunca convenceremos a nadie que no quiera ser convencido, debemos seguir con nuestra tarea. Más que la defensa publica antes afrentas de ese nivel, es mucho mas importante no callarse y esconderse cuando el tio que esta sentado a nuestro lado en el bus, en una boda, en el facebook o lo que sea, hace uso del decalogo progre de turno y pronuncia una frase anticatolica. Ahi debemos, si quiere escucharnos, mostrarle con argumentos su error. Eso es mas dificil que irse a la puerta de un cine a llamar de todo a un director cualqueira.
ResponderEliminarSe trata aquí de valorar el derecho a la libertad artística y el derecho a la libertad religiosa. La colisión de derechos fundamentales siempre plantea problemas que deben ser solventados con miras a un menor deterioro de los derechos en cuestión. Por mucho que los sentimientos de un cristiano puedan verse afectados por diferentes expresiones artísticas, poner límites a cualquier tipo de manifestación artísticas en defensa de la libertad religiosa es probablemente un error.
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