Porque la senda desde la inquietud a la confianza viene marcada por la reflexión

sábado, 7 de abril de 2012

Benedicto XVI y la desobediencia

Hoy me inquietan los mensajes del papa Benedicto XVI estos días de Semana Santa. El primero de ellos es el que quiso transmitir durante la homilía de la Misa del Crisma, en el Jueves Santo, donde se renuevan las promesas sacerdotales. El Santo Padre hacía referencia al manifiesto publicado por un grupo de 400 sacerdotes y diáconos austriacos que aboga por la desobediencia en cuestiones como la ordenación de mujeres sacerdotes o dar la comunión a los católicos divorciados vueltos a casar, entre otros.

Al respecto, Benedicto XVI lanzaba esta pregunta: “¿Es la desobediencia un camino para renovar la Iglesia?, ¿no es más bien un afán desesperado de hacer algo, de transformar la Iglesia según nuestros deseos e ideas?”. De esta última cuestión se desprende un querer poner de manifiesto que la institución camina bajo los designios de Dios y no bajo los de ella misma. En cuanto al asunto de la “mujer-sacerdote”, el papa remitía a las palabras del beato Juan Pablo II quien declaró ya en alguna ocasión de manera irrevocable “que la Iglesia no ha recibido del Señor ninguna autoridad para permitirlo o hacerlo”.

Durante la homilía, el papa insistía en que para una nueva “fecundidad” de vocaciones, de respuestas a la Llamada, de avances, es necesario “estar llenos de la alegría de la fe, de la radicalidad de la obediencia, del dinamismo de la esperanza y de la fuerza de amor”.

Inquietos, es vuestro turno, ¿cómo veis la iniciativa de este grupo de sacerdotes?, ¿es la desobediencia un camino para renovar la Iglesia?

3 comentarios:

  1. Fray Maximiliano4/08/2012

    Evidentemente, no. Leíamos en el Viernes Santo (si no estoy mal) que Cristo aprendió, sufriendo, a obedecer. En la teología cristiana, la desobediencia se identifica con el Diablo, que desobedece al mandato de servir, y nuestros primeros padres. Cristo, el Nuevo Adán, nos salva de la desobediencia del Adán antiguo tomando la decisión opuesta a la que tomó el primer hombre: donde Adán desobedece, Cristo obedece (del mismo modo que el "fiat" de María se contrapone la negativa a servir de Lucifer y la desconfianza de Eva). La Iglesia, nuevo Pueblo de Dios, debe encontrar el ejemplo en la obediencia de su fundador y piedra angular, Jesucristo, y obedecer a aquéllos que Él ha elegido para dirigirla, que son los que integran la Jerarquía.

    Recordemos que obedecer es siempre virtuoso, incluso cuando la orden no nos parece bien, o incluso sabemos que es errónea. Claro que esto no quiere decir que cuando una orden violenta los preceptos morales haya que obedecerla. Eso no. Pero en un caso como el de la ordenación de mujeres y etc., habría que obedecer el dictamen de la Iglesia, guárdandose la opinión y haciendo un acto de Fe de que la Iglesia sabelo que hace. La desobediencia nunca. Además, es que nucna ha llevado a nada, excepto al pecado.

    Y, por supuesto, la coronación de la meada fuera del tiesto es el hecho de que sean sacerdotes, con promesas de obediencia al obispo, los que hayan decidido plantarse en un piquete de ese tipo. Repito: nada positivo saldrá de ahí. No se puede reformar la Iglesia con métodos distintos a los que usó su Fundador para erigirla (y fueron la Cruz y la sumisión, no se nos olvide).

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  2. Hola Fray Maximiliano. Fueron la Cruz y la sumisión... pero... ¿y la humildad de la que peca parte de la iglesia? ¿y el seguir recubriendo de oro todo aquello que entra en una parroquia? ¿donde esta la eucaristía?

    Si, me refiero a la eucaristía en que se repartía pan y vino y no un trocito de torta para callar a la gente. Donde esta el pan que alimenta, que fermenta y el vino, es vino que es sangre de Cristo... ¿porque no lo podemos compartir todos?Es Decir, podemos cambiar la eucaristía a nuestro antojo, podemos gastarnos un pastón en imágenes, en copas de oro, en pinturas... todo eso lo podemos cambiar. Pero luchar por una igualdad entre hombres y mujeres, siendo que Cristo fue el primero que la llevo a cabo aceptando a Maria Magdalena siendo adultera... nos olvidamos que Cristo se acercaba a los necesitados y no a aquellos que hablaban bien de él, nos olvidamos (¡y él ya nos aviso!) de aquellos que mas lo necesitan y nos acercamos a aquellos que ya lo tienen todo... menos a Cristo, si no serian mas justos.Bufff... Cuantas cosas tenemos que cambiar, si no recuerdo mal en la confirmación se nos hace a todos apóstoles ¿no? Pues las mujeres que no se confirmen que Cristo no ha dicho nada... vamos a dejar de montar un espectáculo por la primera comunión y vamos a darla cuando realmente el niño se sienta con el deseo, que Cristo no ha dicho nada de que nos tengamos que esperar hasta los 9 años... Vamos a eliminar la estructura jerárquica, pues para CRISTO TODOS SOMOS IGUALES...

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  3. Sí, Pepe, es cierto, hay fasto en la Iglesia. Pero no olvidemos que viene de la historia misma. ¿Cómo no dar todo el fasto posible a un recinto que va a ser la casa de Dios? ¿Cómo no utilizar en la liturgia que convierte un trozo de pan y un poco de vino en el mismo Cuerpo de Cristo (y Sangre)? Así se pensaba en la Edad Media (y hasta hoy), y por eso se hizo todo el tema del oro, y el fasto. También había motivos de ambición humana (una gran catedral aumentaba el "caché" de la ciudad, y eso), pero quédate con lo positivo: es bueno adornar tanto si es una ofrenda a Dios. Esa idea no es del cristianismo primitivo, la Iglesia la fue madurando, pero es correcta y buena. Si es Cristo el que viene a la Eucaristía, Dios mismo es el que se hace presente bajo la especia del pan y el vino, ¿no deberíamos recibirle dándole lo mejor posible? Eso no es olvidar a los pobres, jamás se debe hacer eso. Cometería un error quien adornase un templo a costa de los pobres. Pero la Iglesia no lo hace, amigo. Su atención a los pobres es vastísima, pero la Iglesia recuerda que ella no es una ONG caritativa. La Iglesia tiene como misión difundir el Evangelio, y adorar al Dios que hizo posible la salvación. En su misión de caridad y evangelización, que quiere mostrar al mundo entero la salvación y el amor de Dios, también entra la atención a los pobres, de modo preferencial entran los pobres, pero no EXCLUSIVAMENTE (que ése fue uno de los grandes errores de enfoque de los teólogos de la liberación: juzgar que la Iglesia era auténtica según la ratio de ayuda a los pobres que tuviera). No olvides la respuesta de Jesús a Judas cuando éste se queja del derroche de la mujer pecadora, cuando ésta quiebra el frasco de perfume caro. ¿Recuerdas la escena? "Debería mejor haberlo vendido y dado a los pobres", dice Judas. Y Jesús le dice: "No, Judas, HA HECHO UN BUENA ACCIÓN. Pobres los tendréis siempre, (...)". [Cito de memoria.] En ese "hacer una buena acción" entra todo el detalle y cuidado en los adornos e intrumentos litúrgicos (y en el templo, claro).

    En cuanto a lo de la comunión... conozco varias realidades donde la comunión se da de la forma que tú consideras más apropiada. En mi comunidad de frailes siempre comulga todo el mundo bajo las dos especies. En el Camino Neocatecumenal no sólo eso, sino que el pan es una auténtica hogaza de pan ázimo. Pero no olvides que, aunque se pierda el símbolo de la unidad en un solo pan, al final lo que hace la Iglesia se hace por motivos prácticos: la "oblea" (no sé si se llama así, pero es que no sé cómo llamarla) es más duradera que el pan ázimo cocido, y el dar la comunión bajo dos especies tiene ciertas complicaciones, (y si dices que no, es porque no has acolitado una misa donde se comulgue así; yo sí lo he hecho y de veras que a veces, si tienes prisa, preferirías hacerlo de forma más rápida). Nada de esto es devoto, pero la realidad es práctica. Es cierto que se pierde el símbolo, pero una buena catequización lo sustituye eficazmente. También esto lo he comprobado con mi propia experiencia: he catequizado a gente que me ha dicho que, tras la catequesis, eran capaz de entender mejor la eucaristía (en ese sentido de unión y pueblo que tú expresas), la simbología del pan y el vino, etc. Y en misas de las que sólo dan la "oblea".

    De todas maneras, la queja de los curas a la que hacía referencia Benedicto XVI no tiene nada que ver con eso. Es una rebeldía directa contra enseñanzas morales y prácticas asentadas de la Iglesia, no contra el oro o la forma de comulgar. Y yo repito lo que dijo el Papa: la desobediencia no es camino para renovar la Iglesia, porque debe seguir a Cristo, y Cristo obedeció. Podemos considerar erróneo esto o aquello, pero debemos obedecer y aceptar la enseñanza de la Iglesia aunque no estemos de acuerdo con ella.

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