Hoy me inquieta la enseñanza que podemos extraer del evangelio de hoy.
Si bien habitualmente los evangelistas nos cuentan los hechos de Jesús, algunos de los cuales no presenciaron en primera persona, hoy Juan nos habla de cómo él mismo al ver a Jesús exclamó "Éste es el Cordero de Dios". Y no lo hace en primera persona, con un "yo Juan dije" sino que cede el protagonismo a Jesús y usa la tercera persona "Estaba Juan otra vez allí [...] y dijo".
La transmisión del mensaje ha de hacerse con hechos y de forma humilde, sin buscar un reconocimiento para el narrador y sí centrando la exposición en Jesús. Así lo podemos ver en el fragmento. Juan habla de Jesús a otros 2 discípulos, uno de ellos llamado Andrés, quién sorprendido de haber conocido al Mesías desea con ilusión presentárselo a su hermano Simón. Todos ellos, con su actitud, nos transmiten que dar a conocer a Jesús es como encender la chispa que de una hoguera. Un desencadenante de ilusiones y alegrías.
Finalmente Jesús cambia a Simón su nombre por el de Pedro, quizá por ser cabezota y tenaz, pero sin duda adelantando cuál será su misión.
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