Hoy me inquieta ese grupo de gente, que se hacen llamar indignados, manifestados en el Vaticano.
Parece ser que lo han visto como un lugar cómodo donde montar sus tiendas o, seguramente, como el lugar donde más podrían llamar la atención y ser los protagonistas de grandes portadas en periódicos y prensa digital. Quizás es que este de moda meterse con la Iglesia porque, seguramente, es lo más fácil.
Hay que perdonarles, seguro que sólo ha sido un despiste. Quizás no sabían donde estaban o quizá se les ha olvidado contra quién se manifestaban. ¿No se acuerdan de quién tiene millones de misioneros repartidos por el mundo ayudando a los más necesitados? ¿Nunca han visto las colas en comedores sociales mantenidos por la Iglesia, como los de Caritas? Pues parece ser que no, parece ser que no saben que la autentica riqueza hoy no es el oro, sino Don Dinero, y en la Iglesia se destina a labores por las que supuestamente ellos luchan. Gracias al Don Dinero de la Iglesia hoy muchas familias han comido y miles de niños pueden recibir una educación en los países menos favorecidos.
Seguramente, a ellos eso les da igual, porque lo que de verdad aman es odiar a la Iglesia. Se han equivocado de objetivo, no saben que el primero que montó su tienda entre nosotros fue Jesucristo, a lo mejor nadie les ha explicado que el también fue desalojado a palos. Quizás cuando lo descubran pensarán en su error, o quizás no, porque sólo querían al enemigo más fácil.
Carolina
Venta del Moro
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