Esta semana el obispo de Alicante-Orihuela, Rafael Palmero, visitó l'Alfàs del Pi, pero de una forma nada convencional. A la salida de la autovía habían 50 Harley Davidson esperándole para hacerle de escolta hasta la parroquia. Todo organizado por el club motero Costa Blanca Chapter, del que forma parte el párroco de l'Alfàs, Miguel Ángel Schiller.
Posteriormente, una vez en la parroquia, bendicieron las motos y el obispo tuvo palabras de agracedimiento a los escoltas, a la vez que habló con ellos de diferentes temas.
Hoy me inquieta lo esenciales y a la vez importantes que son estos encuentros, por tres razones:
La primera y más importante, por la evangelización para a la gente que acude. Este encuentro de alejados es lo que se denomina "pedagogía del umbral". Estos moteros posiblemente hace mucho que no oyen hablar de Dios, que no les inquieta ningún tema de fe, pero si el obispo va a verles y les dedica unas palabras, seguro que ellos son capaces, no sólo de escuchar con atención las enseñanzas, sino también de empezar a inquietarse por la parroquia, acercarse al párroco e incluso quizá de empezar a ir a misa.
La segunda razón, porque es útil para el propio obispo. Estar encerrado entre cuatro paredes y escuchar siempre las mismas opiniones, no enriquece ni permite encontrar soluciones reales. Encuentros así permiten al obispo pisar el suelo y empatizar mejor con su gente. Gracias a esto sus homilías serán más directas y concisas, empleando un lenguaje próximo y situaciones que los fieles realmente entiendan.
Finalmente es importante porque supone una propaganda positiva para la Iglesia. Una imagen que invita al espectador a una salvación llena de alegría y felicidad. Independientemente del contexto social en el que se encuentre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario