En una sociedad igualitaria ante los derechos, lo cual ha sido un gran avance, hemos olvidado que cada uno nace con diferentes capacidades. Algunos gobiernos han tildado estas diferencias como clasistas, pero la verdad es que reconocernos con diferentes talentos no es malo, sino que supone el reto de descubrirse tal y como uno es para a partir de ahí empezar a construirse.
El evangelio de hoy gira en ese sentido, ¿qué dones has recibido y qué vas ha hacer con ellos?. Para lo que Jesús pone tres ejemplos. Un primer servidor que recibe del amo 5 talentos y que gracias al esfuerzo consigue 5 más, que devuelve con alegría de nuevo al señor, y éste se alegra con él. El segundo que recibe 2 talentos y tras trabajar duro consigue otros 2, entregándoselos al señor y éste se alegra en la misma medida que con el primero, aunque la cantidad sea menor, pues eso no es lo importante, sino la actitud. Por último, el tercero, holgazán y miedoso que entierra el talento para no perderlo, a lo que el amo responde enfadado que sea "echado fuera, a las tinieblas"
Nuestros dones nos han sido dados por Dios de la misma forma que la vida y el cuerpo. Cómo los gestionemos, disfrutemos y compartamos ya corresponde a nuestra libertad. Pero estad alerta, porque si los desaprovechamos o no nos esforzamos por alcanzar nuevos talentos estaremos perdiendo la oportunidad de alcanzar el éxito pleno que sólo se tiene junto al Señor.
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