Hoy me inquieta el evangelio de hoy.
Mateo nos transmite unas duras palabras de Jesús, quizá no tan fuertes para los cristianos de hoy, pero sí para los judíos contemporáneos a él que sorprendidos escuchaban unas enseñanzas que implicaban una ruptura con la manera de entender la fe tradicional judía.
Así pues en esta parábola Jesús habla de Dios como de un propietario de la viña, confiada a unos trabajadores que son los sacerdotes judíos. Éstos se encargaron durante algún tiempo de cuidar el campo, según el mensaje de Dios, pero se equivocaron a la hora de creer que los frutos eran propios, pues realmente eran de su Señor, quién les había mandado la faena y dejado las tierras.
Por eso Dios envió a la tierra a su hijo para poner luz en las tinieblas y quitarle el privilegio a los judíos de conocer a Dios y presentárselo a todos los pueblos del mundo para que den fruto, aunque este mensaje le costara la vida.
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