Porque la senda desde la inquietud a la confianza viene marcada por la reflexión

viernes, 30 de septiembre de 2011

El origen de las universidades

Hoy me inquieta el origen de las Universidades y si la religión es para la personas incultas, como afirman algunos.
 
Situémonos en el siglo XII, época de fuertes cambios dentro de la Iglesia. Desde hacía unos doscientos años se percibe en su seno la necesidad de mejorar la formación del clero, un clero que antes del primer milenio no tiene un verdadero dominio del mensaje de Cristo, está formado por laicos sin moral ni ética que sólo buscan mayor poder y riqueza gestionando las instituciones de los distintos pueblos. 

La Iglesia afrontará este problema de distintas formas, por un lado surgirá el monacato de Cluny y Císter, con una nueva moral eclesiástica que sirva como ejemplo de sencillez y humildad, se pondrá en marcha la reforma gregoriana, pero también aparecerán diversas herejías. Es el precio que tiene que pagar toda renovación. En los monasterios existían las escuelas monacales que posteriormente y con una evolución natural darán lugar a las primeras "universitas". Los obispos se encargarán de instruir como finalidad de formar al clero, se desarrollarán con vocación de gratuidad, ya que los instructores no recibirán beneficio económico. En un principio se estudiará latín, gramática y teología pero mas tarde, después de los Concilios de Letrán III y IV, este servicio se abrirá a los laicos y se estudiarán saberes prácticos como la lectura, contabilidad y medicina, surgiendo una gran demanda de la población.

Algunas de estas escuelas alcanzarán un gran prestigio internacional creándose asociaciones con derechos de autonomía y dando lugar a las Universidades, la primera la de París en 1225, aunque 200 años mas tarde las universidades dependerán ya de los poderes públicos.

Me llama la atención lo influyente que ha sido la Iglesia en la creación de la cultura europea. Se ha menospreciado el poder cultural de ella diciendo que la edad media fue una época oscura y que el estamento religioso monopolizó el saber, pero muy lejos de la realidad, fue esta institución la única que consiguió mantener los usos de la escritura después de la caída de Roma, creando las bases de saber en el medievo y así facilitar el desarrollo cultural en las generaciones posteriores.

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