Consejo Pontificio de Cultura

Hoy me inquieta el Consejo Pontificio de la Cultura del Vaticano y, en concreto, el nombramiento que acaba de hacer como consultor del mismo a Santiago Calatrava, conocido arquitecto valenciano.

Esta es una consideración que viene directamente de Su Santidad Benedicto XVI y cuya función es la de, como el resto de expertos, aconsejar al Vaticano en asuntos donde intervenga la cultura, así como asistir a consejos para realizar estudios y resolver consultas. El también ingeniero valenciano ha sido elegido junto a otros dos españoles, el profesor de la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia Urbaniana, Fidel González, y el profesor de Filosofía de la Universidad Ramón Llull de Barcelona, Francesc Torralba.

Pero, exactamente, ¿qué es y en qué consiste este Consejo Pontificio de la Cultura? Según cuenta la página web del Vaticano, este órgano se encarga de "auxiliar al pontífice en lo que respecta al encuentro entre el mensaje salvador del Evangelio y las culturas" y también en "las relaciones de la Iglesia y la Santa Sede con el mundo de la cultura".

El origen se remona al Concilio Vaticano II que destacó la importancia importancia fundamental de la cultura para el pleno desarrollo del hombre y el mutuo enriquecimiento entre la Iglesia y las culturas en la comunión histórica con las diversas civilizaciones.

Haciendo acopio del rico legado de Pablo VI, del Concilio Ecuménico Vaticano II y del Sínodo de los Obispos, Juan Pablo II creó en 1982 el Consejo Pontificio para la Cultura (Carta autógrafa al Cardenal Secretario de Estado, 20 mayo 1982).

Con la Carta Apostólica en forma de Motu proprio Inde a Pontificatus, del 25 de marzo de 1993, Juan Pablo II unió el Consejo Pontificio para el Diálogo con los No-creyentes (fundado en 1965 por Pablo VI) con el Consejo Pontificio para la Cultura, para formar un único organismo que lleva el nombre de Consejo Pontificio de la Cultura.

Hace unos meses, este Consejo lanzó un documental sobre el origen del hombre y la creación del universo con la colaboración de diferentes expertos, entre ellos, varios premios Nobel como Werner Arber.