Porque la senda desde la inquietud a la confianza viene marcada por la reflexión

lunes, 8 de abril de 2013

Volver a Galilea

Hoy me inquieta la vuelta a la normalidad tras la Semana Santa y la semana de Pascua. Poco a poco, tras celebrar el domingo de Resurrección, las aguas van volviendo a su cauce, y como los apóstoles tras vivir la experiencia de que Jesús está vivo, nos toca volver a nuestras galileas cotidianas.
¿Qué queda de lo vivido y celebrado? Nada más y nada menos que el triunfo del AMOR con mayúsculas, la entrega hasta el final, la donación absoluta, Dios.
Ciertamente puede ocurrirnos lo que a Tomás. A veces, al menos a mí, me cuesta encontrarlo en los madrugones, las prisas, la rutina... Si fuera capaz de meter mis dedos en el agujero de sus clavos...
Pero no. No todo puede ser tan sencillo, porque a Dios no lo podemos manipular, hacer a nuestra imagen, cosificarlo, poseerlo.
Es una realidad complicada, pero a la vez es absolutamente apasionante. Ahora toca proclamar, como Él mismo, de palabra y de obra, que Dios ha dado la razón a Jesús y que eso da pleno sentido a nuestras vidas. Lo que hemos celebrado, lo que hemos visto con nuestros ojos, eso es lo que hemos de vivir. Y además, nos hace felices. ¿Es que puede haber algo mejor?

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