Después de varias
semanas sin publicar, me dispongo a escribir sobre una de las
experiencias más grandes que he vivido en mi ajetreada vida. Muchos
me dijeron que era una locura y que irme a Roma a ver la elección
del Papa era tirar el dinero. Me lo propuso un amigo y no dude ni un
segundo en decir que sí, y ahora que he vuelta a casa doy gracias a
Él por darme la oportunidad de vivir en mis propias carnes uno de
los momentos históricos más importantes.
Llegamos a Roma el día
sábado 9 con la esperanza de que el cónclave empezara el lunes día
11; pero no fue así y empezó un día después, lo que nos produjo
un sentimiento de miedo al no saber si podríamos estar presentes en el momento en
que el nuevo Papa saliera a saludar a la gente.
Se
que lo que viví en esas 5 horas de espera y de saber quien era el
nuevo Papa no se puede expresar en unas simples palabras, pero se que
nunca olvidaré lo que vi y sentí; y las señales que
experimenté y que me han hecho reflexionar sobre muchas cosas.
Doy
gracias a todos lo que han hecho posible estar en Roma estos días. Y espero que el nuevo Papa nos haga ver que lo más bonito de ser cristiano es amar y dar la vida por los demás, como Jesús hizo por nosotros.
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