Desde bien pequeños nos han dicho en la catequesis que el bautismo era necesario para borrar el pecado original que todos llevamos al nacer como herencia del error cometido por Adán y Eva al desobedecer a Dios y comer del árbol prohibido.
Esto no fue así en las primerísimas comunidades cristianas, pero fue San Agustín, bajo influencia de la secta maniquea en la que militó durante algún tiempo, quien en el siglo IV empezó a sembrar el principio de la maldad innata del hombre. Varios siglos después el Concilio de Trento (1563) sentenció que pese a que el pecado original no destruye la naturaleza humana, ésta sí se ve dañada, por lo que se hace necesario el bautismo.
Hoy, en el siglo XXI, tras la aceptación de la evolución por Juan Pablo II y leyendo con detenimiento los fragmentos del evangelio en que Juan el Bautista bautiza a Jesús [ver] y que son el auténtico origen del sacramento del bautismo, se hace complicado entender y hacer entender a nuestros jóvenes estas justificaciones más propias de otro tiempo.
Quizá el sacramento del bautismo debiera ser sólo la puerta de entrada de la Iglesia y éste símbolo ya es tan santo que no necesita ser reforzado por ninguna otra teoría que crea en la maldad innata del hombre, pues evidentemente si algo está llamado a ser grande es porque antes era menor, pero no por ello malo.
Se está demostrando que el hecho de bautizar a recién nacidos sólo sirve para aumentar el censo virtual de cristianos y convirtiendo a los sacerdotes en máquinas expendedoras de sacramentos sin sentido. ¿A caso no sería más coherente ofrecer una educación cristiana al niño para que libremente de adulto reciba con responsabilidad , si así lo desea, dicho sacramento? Quizá así tendríamos más san Agustines, san Pablos o apóstoles, pues ellos como otros muchos grandes no fueron bautizados en los días posteriores a su nacimiento, sino como consecuencia de una elección libre y coherente con el sacramento que recibían.
Quizá deberías leer un poco más sobre el pecado original antes de atreverte a calificar como disparate un hecho que es aceptado sin lugar a dudas por la teología cristiana, no sólo católica, y judía. A veces nos atrevemos a criticar y mal formar desde la desinformación.
ResponderEliminarSe puede discutir sobre el Bautismo, su sentido y el tiempo y forma en el que debe ser administrado, pero el punto de vista no parece, de ningún modo, acertado.