Amor a la Justicia

"La justicia tendrá siempre la necesidad de una carga suplementaria de amor insatisfecho, porque también toda revolución tiende a cristalizar en fórmulas institucionales y ninguna institución puede comprender a la totalidad del hombre" Ettore Masina.





Hoy me inquieta esta cita algo larga de Ettore Masina que recuerdo en circunstancias de contestación y revolución social.
Vivimos tiempos revueltos donde no podemos quedarnos dormidos. Como cristiano, me veo empujado por el Evangelio a trabajar contra la injusticia que acampa libremente por nuestro mundo.
Hemos conseguido hacer que el hombre viva más, sea más sabio y más libre, pero no sé si eso significa que sea mejor ni más completo. Puede que esté sucediendo lo contrario, que tenga más instrumentos para manipular, mentir, explotar, oprimir... incluso mediante un sistema "legal", justificado por leyes que, establezcan y mantengan su propia autoridad.
La tentación de racionalizarlo todo, de resolverlo todo mediante fórmulas será siempre grande, pero corremos el peligro de perder una dimensión: la invisible.
En una era sin trascendencia, la "contestación" del cristiano será un testimonio de enriquecimiento de la realidad, testimonio de alegría, de esperanza y de optimismo sin falsas ilusiones. Un testimonio de "incansabilidad".
Cuando muchos parecen dominados por un cansancio cercano a la desesperación, es necesario, de forma urgente, el testimonio de esperanza de tantos hombres y mujeres que, desde su fe cristiana, encabecen la contestación a este mundo injusto.


No hay que luchar por institucionalizar nada, ni para legitimar cualquier tipo de estado, sino para que no se pierda jamás la esperanza de que toda transformación es posible. Y todo, mediante el mensaje del evangelio, suplemento de amor indispensable a toda Justicia.