Porque la senda desde la inquietud a la confianza viene marcada por la reflexión

miércoles, 20 de junio de 2012

Los obispos también se bañan

Hoy me inquieta la polémica surgida por el baño del obispo argentino y presidente de Cáritas Latinoamérica, Fernando María Bargalló, con una amiga de la infancia en unas playas de México.

No más de 10 fotografías han bastado para que gran parte de la sociedad haya puesto contra la pared a un obispo, dudando incluso de su capacidad para desempeñar el cargo que ocupa y de su compromiso de celibato con la Iglesia. Sin que ninguna de las imágenes defina con claridad nada, sin ver más allá de nuestro propio morbo.

La grandeza de un obispo o de un sacerdote no puede medirse por el cumplimiento de su voto de celibato, y así lo entiende la sociedad cuando cuestiona la obligatoriedad de ser célibe para servir de este modo a la Iglesia. Punto de vista incoherente si ahora se critica esta situación, conocedores de que los sacerdotes, como personas (que no robots) no sólo pueden acudir a las playas, al cine, a los restaurantes, a las discotecas... sino que deberían hacerlo a menudo, para poder empatizar mejor con las ovejas que están a su cuidado y poder conocer qué piensan, qué hacen y qué les inquieta. Pero conocer desde los altares o los despachos es misión imposible, pues no se conoce de verdad sino se pone el hombro donde llorar y se muestran los callos de las manos.

Lo que hemos conseguido con estas imágenes es que este verano todos los sacerdotes se queden en casa por miedo a ser fotografiados ligeros de ropa en una playa, mientras los jóvenes, que sí están en la playa y no en las iglesias, desconocen cuáles son las funciones de un sacerdote y el gran mensaje que les llevaría a la auténtica felicidad.

5 comentarios:

  1. Silvana6/21/2012

    Parece que somos muy modernos para ciertas cosas y muy antiguos para otras. Los sacerdotes son personas y, como tales, tienen derecho a vivir y a disfrutar de su gente. Me parece muy acertada tu opinión NRQ. ¡Ya está bien!

    ResponderEliminar
  2. Janavarr6/21/2012

    El problema Enrique, es que la mujer de cesar no sólo tiene que ser honrada sino además parecerlo. El tema no es que este buen señor vaya a la playa, sino que tenga actitudes que a lo mejor no deberia (sobre si dichas actitudes son correctas o no podemos hablar también). Un obispo no es sólo el voto de celibato (aunque sea lo que más morbo produce en la sociedad) pero también es dicho voto y por tanto de momento debe cumplirlo al igual que el de obediencia, pobreza... Pero más que nada por su credibilidad. Corrígeme si me equivoco, pero en tu opinión si que das a entender que ha roto el voto de celibato. Es como el policia que lleva 20 años luchando ferozmente contra el crimen y un día decide que se queda con una parte de un botin recuperado porque se lo ha ganado todos estos años. Acaba de perder todo por lo que luchado.

    ResponderEliminar
  3. Mi intención no es juzgar a este obispo, y mucho menos acusarle de haber roto su voto de celibato. Lo que cuestiono es si la sociedad tiene capacidad para poder hacer un juicio sobre él, e intento promover el "salir fuera" para predicar.

    ResponderEliminar
  4. Parece ser que al final han podido con él. Bargalló ha presentado su dimisión, aunque  no ha especificado los motivos, ni la Santa Sede se los ha pedido. 
    http://infocatolica.com/?t=noticia&cod=12188

    ResponderEliminar
  5. Janavarr7/02/2012

     El problema Enrique, no es que se bañara sino que parece bastante seguro que esta mujer era su amante y que juntos se iban a hoteles de superlujo. Con lo que monseñor Bargalló rompia el voto de castidad y de pobreza. Lo que también está claro es que alguien muy cercano a él ordenó que se le siguiera hasta conseguir estas fotos y así acabar con su carrera. Aunque en realidad fue el mismo quien acabó con su carrera.

    ResponderEliminar