Porque la senda desde la inquietud a la confianza viene marcada por la reflexión

lunes, 5 de marzo de 2012

La simpatía de Dios


Hoy me inquieta la compasión, sobre la que habla el evangelio del día. Para muchos, la compasión es un sinónimo de pena, lástima, pero su significado va mucho más allá. Compasión es sentir pasión con, sufrir con, un sinónimo de la más manida socialmente simpatía.
En el evangelio de Marcos aparece un Jesús que refleja muchos sentimientos: siente alegría, dolor, lástima, ira...
Conforme fueron pasando los años y se escribieron otros evangelios esta dimensión puramente humana de Jesús fue desvaneciéndose y sus sentimientos quedaron en un segundo plano en el resto de evangelistas. El relato de hoy, sin embargo, nos invita a tomar las actitudes de Jesús, que no son otras que las del propio Dios: "Sed compasivos como vuestro padre es compasivo".
Cuántas veces, de niños, nos hemos quejado de que nuestros padres no sentían lo mismo que nosotros, que no nos entendían...
Y cuántas veces, también hemos sentido a Dios lejano, indiferente a la miseria y a nuestra propia vida...
Sin embargo, igual que su Hijo Jesús, Dios es simpático, es compasivo, sufre con nosotros.
Si los cristianos fuéramos capaces de ser más como Dios y de pasar de la lástima a la compasión, seguramente esta época de crisis económica, pero también social, familiar, estructural... sería menos crisis.

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