En un mundo donde la cáscara parece lo importante, y conceptos como aparentar se confunden con el ser. Jesús nos recuerda que la esencia está en la humildad.
Nos quejamos de que la sociedad no educa en valores, admirando honestas causas que famosos adinerados llevan más allá de nuestras fronteras, en países donde los pobres pasan hambre. Y eso aunque está bien, ¿no tendría más valor si el motivo no fuera una foto que aparecerá en las revistas de todo el mundo?
Pero ¿cómo vamos a exigir a la sociedad nada si ni los propios líderes cristianos no dan ese ejemplo que Jesús pide? ¿Cúando se ha quedado vacío un asiento de honor en una Iglesia? ¿Cuándo se ha renunciado a la primera fila de un banquete?
Quizá el problema es que nos olvidamos de que todos somos hermanos, unos por juzgar, otros por falta de humildad. Pues de la misma forma que los fariseos y escribas contemporáneos a Jesús, los sacerdotes de nuestra Iglesia pueden no darnos siempre el mejor de los ejemplos, y llevar con soberbia su función que debiera ser de servicio, pero no olvidemos que somos hermanos y que ellos también tienen derecho a equivocarse y a corregir, aunque "haced todo lo que dicen, pero no imitéis sus obras". Y es que el último hombre perfecto murió hace 2mil años.
Sorpresa
ResponderEliminar¿Pero solo queremos reclamarles a los de arriba que todos somos hermanos?
o
¿eso significa una mayor implicacion de todos?
Cuando toda la familia es digna, hacen honorable un apellido. Pero no
ResponderEliminarobstante, cada uno tiene un margen de maniobra, y este se amplía cuanto
más arriba.
no entiendo, hablemos claro
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