Adiós a un gran inquieto

Hoy me inquieta la muerte de Steve Jobs.

Controlador, tiránico, obsesivo... pero sobretodo extremadamente emprendedor, Steve Jobs ha marcado un antes y un después no sólo en el campo tecnológico, que ya es mucho, sino también en el ámbito empresarial, donde nunca se basó en estudios de mercado, sino en su propia intuición y dedicación, llegando a crear en Apple algo similar a una religión, tanto para empleados como para consumidores insaciables, expectantes de cada nuevo producto como el pan de los domingos.

Algunos aspectos de la vida de Jobs no son para nada envidiables, pues no terminó ningún estudio serio, tardó cerca de 10 años en reconocer la paternidad de su primera hija, hizo uso habitual de ciertas drogas durante su juventud e incluso fue acusado de controlador y dictador por algunos de sus empleados, que llegaban a trabajar hasta 90 horas semanales. 

Pero lo cierto es que él veía un mundo diferente al de la gente corriente. Siempre veía oportunidades, incluso después de que lo echaran de Apple en 1985, fue capaz de reinventarse y crear la empresa de animación Pixar, que produjo la primera serie de animación digital Toy Story. Qué decir cuando gracias a Bill Gates, volvió a Apple en el 1997, para recuperar una empresa en bancarrota y llevarla hasta las más cotizadas del mundo.

Sinceramente el miércoles 5 de octubre de 2011 murió un gran tecnólogo, que algunos hoy comparan con el propio Thomas Edison, pero sobretodo murió un emprendedor que consiguió cambiar el mundo.

"Sólo aquellos tan locos como para pensar que pueden cambiar el mundo... lo cambian"

Steve Jobs