En la mayoría de los hombres las dificultades son hijas de la pereza.
Se nos educa socialmente a no pensar y a no tener iniciativas. Sentados en nuestro sillón debemos "tragar" con lo fácil, sencillo y lo que es más preocupante, con lo inmediato.
Incapaces de superar nuestra pereza, las grandes marcas nos ofrecen comida rápida, aprender inglés con 1.000 palabras, perder peso con una mágica crema, llegar a ricos por salir en Gran Hermano y por consiguiente, que nadie se sorprenda si también buscamos sexo en la primera cita.
En este contexto es muy difícil promover la cultura de la superación y entrega necesaria para alcanzar la verdadera felicidad, que no es llegar, sino disfrutar del camino.
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