Porque la senda desde la inquietud a la confianza viene marcada por la reflexión

lunes, 11 de febrero de 2013

La renuncia de Benedicto XVI

Hoy me inquieta la sorprendente noticia hecha pública hoy por el Papa acerca de su renuncia este mismo mes de febrero. Seguramente todos estamos al tanto de la noticia y en solo un día una persona puede incluso llegar a saturarse de un hecho tan excepcional como éste por la multiplicidad de veces en que es transmitida.
Pero que un Papa de la Iglesia Católica renuncie a su cargo es algo que no ocurre desde el Concilio de Constanza, allá por el siglo XV, cuando llegó a haber hasta tres papas a la vez (incluyendo al famoso Papa Luna, que se atrincheró en Peñíscola eludiendo el dimitir).
Creo que es un gesto que honra a Ratzinger. Un intelectual de su talla es capaz de darse cuenta de que ha llegado el final y que él no es Wojtila para esperar a la muerte en la cátedra de san Pedro.
Ojalá su ejemplo sirva para rejuvenecer la Iglesia y elegir un papa más joven, en edad y en espíritu, que sea capaz de movilizar los corazones y las fuerzas de tantos millones de jóvenes creyentes que han reducido su fe a la creencia intelectual de unas doctrinas que no tocan para nada su vida.
Creo que es momento para orar, para pedir a Dios que ilumine a los cardenales para elegir a un guía de profunda fe, capaz de entender los signos de los tiempos y de abrir las puertas de nuestra Iglesia a todos aquellos que se han desencantado de ella.

1 comentario:

  1. Sin duda, una decisión coherente y muy respetable. Admiro la valentía con la que nos ha sorprendido a todos el Santo Padre. Ahora nos toca rezar por su mejoría, por su salud y dar gracias a Dios por haberlo puesto en nuestro camino. Pedir perdón por sus defectos ha sido un acto de humildad muy grande.

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