Porque la senda desde la inquietud a la confianza viene marcada por la reflexión

viernes, 13 de abril de 2012

Sor María Gómez

Hoy me inquieta el caso de actualidad de los niños robados.

La verdad es que toda esta historia le hace un flaco favor a la Iglesia ya que, de igual manera que los abusos a niños han provocado rechazo en la sociedad hacia todos los sacerdotes (falaz pero desgraciadamente comprensible), ahora la imagen de religiosas apartando niños de sus madres va a ser otro tópico social.

Hay quien se quejará, y con cierta razón, de una sociedad que siempre tiene preparado el dedo acusador contra la Iglesia. Yo no. Creo que la sociedad espera que los cristianos seamos mejores, y no me parece mal. Existe un doble rasero respecto a las polémicas de la Iglesia pero no creo, ni deseo, que se haya de ser permisivo con los cristianos.

No faltará quien hará referencia a las miles de cosas buenas que la Iglesia, con sus miembros religiosos y laicos, hace por la sociedad, y hablarán de lo injusto que resulta meter a todos en el mismo saco, pero en realidad eso sólo hace más real la fraternidad de la Iglesia. En una familia, si uno de los miembros falla, la sociedad se vuelve contra la familia entera. Así pasa en la Iglesia, que ante la sociedad sigue siendo una familia.

También he encontrado el comunicado de Sor María en el que dice que es inocente y que le repugnan las acciones que dicen que ha cometido. De ser así no entiendo porqué ha guardado silencio ante el juez y no se ha defendido de las acusaciones donde debe.

A pesar de todo el daño social está hecho y aunque Sor María resulte ser inocente, mucha gente seguirá viendo a la Iglesia como culpable. Nuestras hermanas cometieron un error, que esto no nos lleve a odiar a una sociedad lógicamente dolida y desgraciadamente reconrosa.

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