Porque la senda desde la inquietud a la confianza viene marcada por la reflexión

viernes, 9 de marzo de 2012

Pedid y se os dará

Hoy me inquieta la ayuda que pedimos para conseguir nuestras metas y ilusiones. Con una pequeña historia todo se entiende mejor:
Un padre observa a su hijo que trataba de mover una gran maceta. Los esfuerzos eran vanos. El padre miraba en silencio, sin intervenir. Cuando el hijo se dio por vencido, el padre se acercó y le pregunto:
- ¿Crees que has hecho todo lo que estaba en tus manos para mover la maceta?
- Creo, sinceramente, que sí, respondió el hijo.
- Te equivocas, hijo, te ha faltado pedir ayuda a tu padre. Te la hubiera brindado con todo cariño.

De igual manera obramos nosotros en nuestra vida cuando no encontramos en la oración la fuerza que necesitamos. Ya lo dice Jesús: Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca encuentra y al que llame se le abre.

La vida actual hace difícil la oración. Parar orar necesitamos reconocernos necesitados y disponer de serenidad y silencio para hablar con Dios. Y estas condiciones no se dan generalmente en nuestra vida diaria, tan ajetreada y ruidosa.
En la oración de petición, que es la que más hacemos, no debemos ponerle condiciones a Dios. Él, que es Padre, nos dará aquello que nos conviene.

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