Porque la senda desde la inquietud a la confianza viene marcada por la reflexión

jueves, 15 de marzo de 2012

Conociendo la Historia de la Iglesia

Carta a Diogneto, Anónimo s. II
Hoy me inquietan los apologistas, pensadores cristianos que mostraron la luz ante las acusaciones de oscuridad.
No fueron tiempos fáciles para los cristianos de las primeras hornadas. Fueron acusados de oscurantistas, cerrados, extraños...
Desde el inicio surge la necesidad de iluminar la opinión pública y defender a la comunidad cristiana de estos ataques. No era fácil. Había que dialogar con una cultura fuerte y estructurada y usar un mismo lenguaje.
Aparecen escritos explicando con claridad la doctrina y las costumbres cristianas. Estos discursos son llamados: apologías. El término significa defensa, justificación; y sus escritores son los apologistas.
Hombres sabios, conocedores de la fe cristiana y  movidos por un espíritu de transparencia que saben usar el lenguaje adecuado para que, el mundo de la cultura grecolatina, llegue a entender la hondura del evangelio. Es necesario sacar al cristianismo de su aislamiento cultural y dialogar con la filosofía del tiempo.
Los apologistas introducen en el pensamiento cristiano el discurso griego. Se heleniza así el cristianismo, apareciendo una primera teología.
Nombres famosos entre ellos: Justino, que hacia el año 150 dirige una escuela de filosofía cristiana en Roma. Tertuliano, que en su obra Apologética despliega su talento y ardor en defensa de la fe cristiana. Como buen abogado, irá desmontando cada una de las quejas, juicios y condenaciones que se hacen contra los cristianos.
Uno de los pasajes apologistas más bellos es, sin duda, la Carta a Diogneto (version pdf), de autor desconocido y escrita hacia el año 200, en la que se presenta a los cristianos como "alma del mundo"

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