Todos los años me asomo a la ventana de las vacaciones con la misma curiosidad. ¿Cómo distribuiré mi tiempo en esos días?. Algún plan de viaje a la vista, quizá de varios días, quizá de una única jornada a algún lugar cercano. Ponerse al día con eso de las nuevas tecnologías. Adelantar algo de trabajo vara hacer más fácil el retorno en septiembre...
Sin embargo, creo que voy a seguir el sabio consejo de tomarme tiempo para cada cosa, sin los agobios de la vida laboral. Tiempo para leer, para escuchar música, para salir con los amigos, para ir al cine, para hacer la siesta. Tiempo también y, sobre todo, para Dios.
Rezar es un propósito diario, sea oración vocal o mental. Y yo lo llevo con cierta dificultad. Por eso también lo incluyo en el equipaje de verano. Por eso me propongo, y os propongo el siguente decálogo:
1º Vive la naturaleza. En la playa, en la montaña, en el campo, descubre la presencia de Dios. Dale gracias por habernos regalado esos espacios tan bellos.
2º Vive tu nombre y condición de cristiano. No te avergüences en verano de ser cristiano.
3º Vive el domingo. En vacaciones, el domingo sigue siendo el día del Señor y Dios no se va de vacaciones. Acude el domingo a la Misa. Ahora tienes además más tiempo libre.
4º Vive la familia. Dialoga, juega, goza con ellos sin prisas. Reza con tu familia.
5º Vive la vida. La vida es el gran don de Dios. No hagas peligrar tu propia vida y evita riesgos en la vida de los demás. Cuidado también con los desplazamientos en coche.
6º Vive la amistad. Desde la escucha, la confianza, la ayuda, el diálogo, el enriquecimiento, el respeto y apoyo hacia las demás personas.
7º Vive la justicia. No esperes que todo te lo den hecho. Otros trabajan para que tú tengas vacaciones. Ellos también tienen sus derechos. Respétales y respeta sus bienes.
8º Vive la verdad. Evita la hipocresía, la mentira, la crítica, la presunción engañosa e interesada.
9º Vive la limpieza de corazón. Supera la codicia, el egoísmo y el hedonismo. Las vacaciones no deben ser sinónimo de permisividad.
10º Vive la solidaridad. No lo quieras todo para ti. Piensa en quienes no tienen vacaciones, en los que ni siquiera tienen el pan de cada día. La caridad tampoco debe irse de vacaciones.
Ánimo con todos estos propósitos y felices y merecidas vacaciones.
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