Tenemos la costumbre de entender la vocación como aquello que tienen exclusivamente sacerdotes, monjas o demás gente de vida consagrada, pero este pensamiento, hoy en día, carece de sentido, pues en el seno de la Iglesia se reconoce igual de válida y al mismo nivel la vida consagrada, la llamada al matrimonio y la vida célibe.
Así pues en estas épocas de final de curso, donde vemos ya las vacaciones a final del túnel, muchos estudiantes van a elegir su camino, en muchos casos, de una forma definitiva.
¿Qué criterios debemos seguir a la hora de escoger nuestro futuro? Socialmente está aceptado que el criterio, casi único, sea la recompensa económica, pues en el mundo capitalista en el que vivimos se entiende, la gran mentira, de que el dinero da la felicidad.
No sería más fácil encontrar directamente la felicidad en el trabajo que nos va a ocupar durante cerca de 40 años.
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