Muchas son las veces en las que niños y no tan niños me han preguntado sobre el porqué de ir a misa cada domingo. Esta cuestión es evidente, y responde de un plumazo porqué las iglesias están cada vez más vacías de gente joven, pues no comprenden ni qué se celebra ni, antes aún de esta pregunta, porqué hay que acudir.
Cuando me preguntan esto, suelo contestar si ellos cada domingo no ven o acuden al fútbol, o si es posible que alguien sea hincha de un equipo sin seguirlo semana a semana. Esta analogía abre de repente en ellos un nuevo planteamiento lejos del 3º mandamiento, motivo que en caso de emplearlo para la justificación de la causa, en vez de acercar, aleja. En el s.XXI, el siglo de nuestros jóvenes, el cumplimento de normas "porque sí" no está aceptado, pero sí el de los pensamientos coherentes y esto ciertamente es una riqueza.
Ocurre lo mismo en las familias que comparten entorno a la mesa las fiestas y alegrías. Ayer celebramos la resurrección de Cristo, y eso es lo recordamos la familia de los cristianos cada domingo entorno a la mesa y de la misma forma que Jesús hizo con sus discípulos hace 2mil años. Qué menos que reunirte con tu comunidad, con tus amigos, una vez a la semana y después irte a tomar unas cervecitas.
Valga esta pequeña reflexión para motivar a la participación, pues en la eucaristía también se encuentra ese tiempo de reflexión y diálogo con Dios que el estrés de la semana a veces no nos permite encontrar.
Poco podemos hacer el resto de los mortales si los propios pastores no saben explicar a sus ovejas porqué deben acudir a misa los domingos, y no salen a buscar las ovejas descarriadas. Se les está vaciando el redil. Como si no fuera con ellos el problema; se encojen de hombros y se van de paseo. ¿Les faltará amor por su vocación?
ResponderEliminarYo creo que el tema es que muchas veces se prioriza la gente de una cierta edad frente a la joven. Quizás desde la comodidad, pues es el público menos exigente y el más fiel.
ResponderEliminarEl problema lo tendremos dentro de 15 o 20 años.