En 2007 el gobierno sacó una nueva legislación con respecto al número de referencia fiscal que identifica burocráticamente a asociaciones, sociedades y empresas. De esta forma, moría el clásico CIF, y nacía el NIF, que a diferencia del DNI que todos conocemos se caracteriza por tener una letra antes y otra después de los 7 números que lo componen.
Así pues el 1 de enero de 2008 muchas asociaciones religiosas debieron cambiar su CIF por el nuevo NIF que debido a la nueva ley, comenzaba por la letra “R”, proveniente del carácter religioso que poseen las mismas.
Ahora aunque formes parte de una asociación (identificado con la letra “G” en el NIF) o a cualquier organismo público (identificado con la letra “Q”), si ésta es de Iglesia tu NIF empieza por “R”, y aunque algunos justifican esta cambio como positivo, a mi parecer esto no hace más que poner a la Iglesia en el punto de mira, en vez de diluirnos y centrarnos en el testimonio.
“Los reconoceréis por sus obras”... no por su NIF
No entiendo lo que te inquieta.
ResponderEliminarLo que me inquieta es el porqué las asociaciones de Iglesia tienen que destacar por algo que no sea su ejemplo. ¿No crees?
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