Hoy me inquieta esta estadística que trae el libro Jóvenes Españoles 2010 sobre a quién piden consejo los jóvenes y sobre qué temas.
Si analizamos con atención la gráfica obtendremos muchos datos evidentes, aunque no por ello debemos de dejar de emprender caminos que nos permitan ofrecer mejores respuestas.
Así pues, los padres son personas muy influyentes en las vidas de sus hijos, tanto que en ellos confían plenamente sus inquietudes referidas al trabajo, la economía y la propia familia. No obstante las cuestiones referidas a la sexualidad y a la afectividad son espacios casi exclusivos de la pareja y aún más de los amigos.
Y ¿qué pasa con la religión? ¿a quién preguntan nuestros jóvenes sobre estos temas? Pues según las estadísticas sólo el 3,8% habla de esto con su pareja, el 17% recurre a sus hermanos, el 30,9% a sus padres y el 47,5% de los jóvenes no recurre a nadie para resolver inquietudes de fe.
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Sinceramente creo que es alarmante ser incapaces de dar respuesta a tanto vacío que hace que después nos encontremos con afirmaciones como "No creo en Dios, no lo necesito". Y es evidente esta respuesta, pues sólo se valora lo que se conoce.
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