Septiembre suele ser el mes de los comienzos. Vuelven las colecciones por fascículos, las clases, la mayoría vuelve al trabajo tras las vacaciones y vuelven también los propósitos de enero que no se llegaron a cumplir. Una pauta que se repite año tras año y a la que sobrevivimos intentando adaptarnos cuanto antes al ritmo de la rutina.
Pero es entonces cuando surge una pregunta, ¿soy feliz con ella o me resigno a vivirla por inercia? Unos dirán que no tienen otra opción, otros que ya bastante hacen con cumplir con sus obligaciones y, quizás, alguno se replantee sus pasos. Si eres uno de esos, estás como yo.
Dudar no es malo aunque algunos se empeñen en afirmarlo. No hay que tener miedo a la duda, sino más bien al conformismo.
-- Crees en Dios pero te preguntas a veces por qué.
-- Te gusta tu trabajo pero hay días en los que te quejas.
-- Amas a tu pareja pero te cuestionas si es lo suficiente.
-- Tienes tiempo libre y piensas si estarás utilizándolo como debes.
Esto es más frecuente en las personas de lo que crees. Esto es lo que nos hace sentir que estamos vivos, que pensamos, reaccionamos, que sentimos...
Inquietos, ¿qué dudas tenéis hoy?
Haceros esa pregunta y haced volar vuestras reflexiones.